CRITICA DE NAÏF DE TOTI TORONELL
"El payaso excéntrico viene directamente del payaso augusto tradicional, pero se diferencia porque no se comporta nunca como un imbécil: a diferencia del augusto, el excéntrico es solitario, espabilado, pícaro, habilidoso y sagaz, y siempre consigue lo que se propone. Toda su ciencia consiste en acumular cuanto más trabas mejor, con el gran mérito de solucionarlos todos de una sola vez". El historiador de circo Tristan Rémy definía así a Les clowns (Grasset, 1945) una tipología de payaso que ha dado grandes nombres como Little Tich, Grock o los actuales Avner y Slava Polunin.
Pues bien: Toti Toronell ha creado un personaje que se inscribe en esta rica tradición. Mudo (con algún sonido onomatopéyico) y solitario en la acción (con la muy eficaz colaboración musical en directo de Albert Dondarza), Toronell se entrega al difícil reto de reinterpretar y juntar en un espectáculo unitario una serie de entradas del repertorio clásico a las cuales consigue imprimir un incontestable sello personal. Si es muy valiente la versión del espejo (que aquí presenta acompañado de un alter ego proyectado en la pantalla), y es bastante osada la versión de La persecución del haz de luz (popularizada por el ruso Popov), allá donde creo que Toti Toronell se supera a si mismo (y a los otros) es en la reconstrucción argumental y vivencial del idilio eroticoamoroso de La fregona. La narratividad, el clima, la tensión, los tempos, la expresividad, todo el universo interior que el payaso de Olot aporta a esta entrada hoy ya clásica, convierten su versión en una pequeña, delicada, gran obra de arte.
Sería un pecado de redundancia hablar de Naïf como poesía escénica porque seria como salir al balcón a proclamar que el Sol nos ilumina. Pero sí que hay que remarcar el enorme sentido de la medida que el payaso excéntrico Toronell demuestra en todos y cada uno de los detalles de un espectáculo que, sin hacer la más mínima concesión ni a la estupidez, ni a la escatología ni a la picardía sexual hoy tan habituales en el género, destila en contrapartida dosis tan espontáneas cómo indecibles de ternura, sensibilidad, finura intelectual y elegancia de alma.
La Seca Espai Brossa ha tenido el acierto de programar este espectáculo por primera vez en Barcelona. Naïf –y no precisamente gracias a ninguna campaña de marketing– ya ha sido aplaudido por públicos de Finlandia, Alemania, Francia, Corea del Sur y algunas poblaciones catalanas. Es para adultos y para niños con corazón y la cabeza amueblada. Estará en La Seca hasta el 8 de diciembre.
Una recomendación cordial: vayan a verlo. Y vívanlo a fondo, porque saldrán felices y emocionalmente enriquecidos.
Pues bien: Toti Toronell ha creado un personaje que se inscribe en esta rica tradición. Mudo (con algún sonido onomatopéyico) y solitario en la acción (con la muy eficaz colaboración musical en directo de Albert Dondarza), Toronell se entrega al difícil reto de reinterpretar y juntar en un espectáculo unitario una serie de entradas del repertorio clásico a las cuales consigue imprimir un incontestable sello personal. Si es muy valiente la versión del espejo (que aquí presenta acompañado de un alter ego proyectado en la pantalla), y es bastante osada la versión de La persecución del haz de luz (popularizada por el ruso Popov), allá donde creo que Toti Toronell se supera a si mismo (y a los otros) es en la reconstrucción argumental y vivencial del idilio eroticoamoroso de La fregona. La narratividad, el clima, la tensión, los tempos, la expresividad, todo el universo interior que el payaso de Olot aporta a esta entrada hoy ya clásica, convierten su versión en una pequeña, delicada, gran obra de arte.
Sería un pecado de redundancia hablar de Naïf como poesía escénica porque seria como salir al balcón a proclamar que el Sol nos ilumina. Pero sí que hay que remarcar el enorme sentido de la medida que el payaso excéntrico Toronell demuestra en todos y cada uno de los detalles de un espectáculo que, sin hacer la más mínima concesión ni a la estupidez, ni a la escatología ni a la picardía sexual hoy tan habituales en el género, destila en contrapartida dosis tan espontáneas cómo indecibles de ternura, sensibilidad, finura intelectual y elegancia de alma.
La Seca Espai Brossa ha tenido el acierto de programar este espectáculo por primera vez en Barcelona. Naïf –y no precisamente gracias a ninguna campaña de marketing– ya ha sido aplaudido por públicos de Finlandia, Alemania, Francia, Corea del Sur y algunas poblaciones catalanas. Es para adultos y para niños con corazón y la cabeza amueblada. Estará en La Seca hasta el 8 de diciembre.
Una recomendación cordial: vayan a verlo. Y vívanlo a fondo, porque saldrán felices y emocionalmente enriquecidos.
Sala Joan Brossa - TEATRE LA SECA
Carrer dels Flassaders, 40.
08003 Barcelona
Telèfon oficina 93 315 15 96Telèfon reserves teatre 93 310 13 64 (Contestador 24 hores)
http://www.laseca.cat/ca/obra/23/naif--toti-toronell
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