Poesía, emoción y proezas
El ateneu popular nou barris celebra su décimo circ d´hivern con rodó un sugestivo y sorprendente espectàculo de Leandre Rivera y Teresa Celis.
El circ d´hivern celebra su décimo aniversario con el estreno de Rodó, un formidable espectáculo de una gran originalidad (y eso que hablamos del espectáculo más antiguo del mundo), que combina riesgo, humor, proeza y poesía. Cuando las instituciones parece que empiezan a entender qué es el circo y qué es el circo del Ateneu de Nou Barris y cuando el anterior montahe del Circ d´Hivern ha girado por España y recalado en algunos festivales del extranjero, Leandre Rivera y Teresa Celis ligados a esta aventura desde el principio, proponen Rodó. Un buen regalo para la sensibilidad de las personas y una oferta ideal para estas fechas, para todo tipo de públicos.
De una manera continuada se suceden en el montaje números de equilibristas, de trapecio, aéreos, de payasos, etcétera. La fórmula no es la habitual y todo parece una larga escena de principio a fin; una idea alejada de la habitual sucesión de números de circo. Todo ocurre en un ambiente de nieve, con dos o tres elementos básicos y un generoso derroche de poesía e imaginación. No es nada fácil crearla utilizando un buen número de los ejercicios habituales en el circo de toda la vida. Pero lo consiguen los ocho artistas del gupo- Candice Bordes, Claire Ducreux, Quim Girón, Joan Ramon Graell, Rafael López, Antonia Ruiz, Cristina Solé y Karl Stets-, siempre vestidos de blanco, prácticamente siempre en el escenario y ropartiéndose todos los papeles del auca.
El espectador disfruta, a poco que su sensibilidad esté despierta. Pese a la sencillez de cuanto ocurre en el escenario, la sorpresa siempre hace acto de presencia. Un telesilla tiene que ver con el trapecio, un casco sirve para un equilibrio, una cuerda floja es la base de un número de volteretas. Técnicas de circo combinadas con un teatro de absurdo y poesía de la emoción.
Otro de los aspectos a destacar en este espectáculo es la coreografia, a la que parecen someterse artistas y escenas de la representación. Utilizando música en directo y una buena banda sonora, la representación avanza manteniendo la atención de los espectadores y ejerciendo sobre aquél, en todo momento una constante sugestión. Gonzalo Pérez de Olager.
El ateneu popular nou barris celebra su décimo circ d´hivern con rodó un sugestivo y sorprendente espectàculo de Leandre Rivera y Teresa Celis.
El circ d´hivern celebra su décimo aniversario con el estreno de Rodó, un formidable espectáculo de una gran originalidad (y eso que hablamos del espectáculo más antiguo del mundo), que combina riesgo, humor, proeza y poesía. Cuando las instituciones parece que empiezan a entender qué es el circo y qué es el circo del Ateneu de Nou Barris y cuando el anterior montahe del Circ d´Hivern ha girado por España y recalado en algunos festivales del extranjero, Leandre Rivera y Teresa Celis ligados a esta aventura desde el principio, proponen Rodó. Un buen regalo para la sensibilidad de las personas y una oferta ideal para estas fechas, para todo tipo de públicos.
De una manera continuada se suceden en el montaje números de equilibristas, de trapecio, aéreos, de payasos, etcétera. La fórmula no es la habitual y todo parece una larga escena de principio a fin; una idea alejada de la habitual sucesión de números de circo. Todo ocurre en un ambiente de nieve, con dos o tres elementos básicos y un generoso derroche de poesía e imaginación. No es nada fácil crearla utilizando un buen número de los ejercicios habituales en el circo de toda la vida. Pero lo consiguen los ocho artistas del gupo- Candice Bordes, Claire Ducreux, Quim Girón, Joan Ramon Graell, Rafael López, Antonia Ruiz, Cristina Solé y Karl Stets-, siempre vestidos de blanco, prácticamente siempre en el escenario y ropartiéndose todos los papeles del auca.
El espectador disfruta, a poco que su sensibilidad esté despierta. Pese a la sencillez de cuanto ocurre en el escenario, la sorpresa siempre hace acto de presencia. Un telesilla tiene que ver con el trapecio, un casco sirve para un equilibrio, una cuerda floja es la base de un número de volteretas. Técnicas de circo combinadas con un teatro de absurdo y poesía de la emoción.
Otro de los aspectos a destacar en este espectáculo es la coreografia, a la que parecen someterse artistas y escenas de la representación. Utilizando música en directo y una buena banda sonora, la representación avanza manteniendo la atención de los espectadores y ejerciendo sobre aquél, en todo momento una constante sugestión. Gonzalo Pérez de Olager.
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